Dichos y Diretes de Erick, Kevin 2012
En el siguiente blog les presentaremos nuestro aprendizaje realizado en la materia de Lenguaje y Literatura refiriendose al diario aprendizaje y en Informatica aprendimos a como poner fotos, videos, y gadgets en nuestro blog.
martes, 28 de agosto de 2012
lunes, 9 de julio de 2012
DICHOS Y DIRETES DE ERICK, KEVIN 2012
DICHOS Y DIRETES DE ERICK, KEVIN 2012
G-I-D-kaambff12.blogspot.com
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G-I-B-caballeroydocellaliterarios.blogspot.com
G-I-B-dulcineaylos3quijotes.blogspot.com
Estos son algunos de los blog de nuestros compañeros que pueden visitar
presentación en el auditorium
° El que buen árbol se arrima, buena sombra lo acobija.
° Los duelos, con pan son menos.
° La doncella honesta, el hacer algo es su fuista.
ADIVINANZAS:
° Redondo redondo, sin tapa, sin fondo (el anillo)
° El pie tapo al instante igual que si fuera un guante (el calcetín)
° Tengo 5 habitantes en cada una un inquilino en invierno cuando hace frío están todos calentitos (el guante)
° Resuelve este dilema: soy una;pero soy media (la media)
COPLAS:
° un lugar de La Mancha
No quiso acordarse del nombre del pueblo o de la aldea, pero sí de la
inmensidad de un territorio que está lleno de lugares inolvidables. En cualquier
caso, esa imprecisión es una de las incertidumbres de las que está lleno el
Quijote y a las que tan magistralmente se ha referido Carlos Fuentes, Presidente
de Honor de la Conmemoración del IV Centenario de la Primera Edición que
ha organizado el Gobierno de Castilla-La Mancha: “Todo es incierto en El
Quijote. Incierta la autoría (…). Nombre incierto (…). Rocinante fue “rocín
antes”. Dulcinea, la damisela ideal, es Aldonza, la campesina común (…).
Lugares inciertos ….”
En una ínsula literaria es incierta también la línea que separa la realidad de
la ficción, los rebaños de los ejércitos. El cielo y la tierra que en la Mancha se
unen en el horizonte, formando esa línea imaginaria que separa a Rocinante de
Clavileño.
La Mancha, ha escrito uno de nuestros mejores poetas, es un gran anchurón cósmico. Cuando Jean Cocteau se encaramó al cerro Calderico de
Consuegra, entre el castillo y los molinos, exclamó: “por fin he visto el planeta”, al divisar el inmenso espacio que se abría ante sus ojos desde ese mirador
del universo.
Algunos autores han querido explicar el escenario de las hazañas del
Quijote como una ironía más de Cervantes. La Mancha sería la ausencia de
cualquier paisaje digno de un libro de caballerías. Una desmitificación, una
extravagancia que hiciera sonreir a los seguidores de Amadís de Gaula, Lisuarte
de Grecia, Florisel de Niquea, Felixmarte de Hircania o Florando de Inglaterra.
Cuantas teorías han tratado de dilucidar las razones que movieron a
Cervantes para vincular el nombre del Quijote con el de la Mancha suenan
incompletas, porque acaso los motivos no son del reino de la razón, sino que
estriban, sin más, en la genial intuición de Cervantes que, partiendo de considerar a todo hombre hijo de su paisaje, vio en la sabana manchega, generosa
de cielo y luz, el ámbito destinado a engendrar los delirios del más noble e idealista de los locos.
“¿No es éste el medio –escribió Azorín refiriéndose a la anchura manchega- en que han nacido y se han desarrollado las grandes voluntades, fuertes,
poderosas, tremendas, pero solitarias, anárquicas, de aventureros, navegantes,
conquistadores?”
En todo caso, como ocurre con tantos aspectos en la obra de Cervantes, la
realidad acaba confundiéndose con la ficción. Superándola, como en la vida
misma. Henry Levin ha desvelado la fórmula magistral de Cervantes: “No es ni
más ni menos que un reconocimiento de la diferencia entre los versos y los
reversos, entre las palabras y los actos; en resumen, entre el artificio literario y
lo real, que es la propia vida”.
Eladio Cabañero aludió a la llanura manchega como “ese gran obrador de
simultáneas anchuras”, una tierra de alta luz y ocho puntos cardinales. Los que
marcan las aspas de los molinos como una mágica rosa de los vientos.
Esta tierra, este cielo, tienen, como la figura del Quijote, dimensión universal: “¿Quién que mire al cielo directamente no se olvida de términos municipales, provinciales, regionales y nacionales, se desentiende de vallas, mojones y
medianerías, dejándose llevar, desde el paisaje propio y la casa paterna, allí
hasta el horizonte sin fronteras, bajo la pura sensación de fundirse en una sola
patria universal?”
La Mancha es ancha y existe. La que conoció Cervantes y esta Castilla-La
Mancha que es una región de España, un lugar de Europa, lejos del mar y la
montaña, pero muy cerca del firmamento. En el cielo limpio de la Mancha,
como dijera otro gran habitante del territorio de la lengua española, se ve
mejor que desde ningún otro sitio “tiritar, azules, los astros a lo lejos”. Una
experiencia que deberían tener todos los hombres.
La Mancha se puede recorrer. No es una ficción. Es una realidad en la que
se puede penetrar aunque, bien es verdad que, por ejemplo, por ella transcurre un río que nace en las Lagunas de Ruidera, que desaparece y que tiene ojos.
¿Puede sorprender que en la cueva de Montesinos se desvele que, en realidad,
el Guadiana es un escudero de Durantarte convertido en un río por Merlín?.
Este encantamiento, y muchos otros más, pueden conocerse en pleno siglo
XXI.
También ahora, otra vez, como escribiera León Felipe: “Por la manchega
llanura / se vuelve a ver la figura / de Don Quijote pasar …”
Esta es una tierra de locos, con frecuencia perfectamente cuerdos, y una
locura de tierra. Una tierra que, entre todos, estamos convirtiendo en un sueño
posible. En definitiva, como ha escrito Harold Bloom, “quizá lo quijotesco sea
la modalidad literaria de una realidad absoluta, no de un sueño imposible, sino
de un despertar de la mortalidad”.
DICHOS:
° No hay libro, por mal que sea que no tenga algunas cosas buenas.
° Los gustos no son todos uno.
° Mas lo que uno no come, otro se pierde por ello.
° Sacar de ella algún fruto.
DON QUIJOTE DE LA MANCHA
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presentación en el auditorium
MI DIARIO DE APRENDIZAJE
GREGERIAS:
° Las bellotas nacen con huevera.
° Las golondrinas son los pájaros vestidos de etiqueta.
° Intente suicidarme, y casi me mato.
° Nunca es tarde si la sopa es buena
REFRANES:
° Dime con quien andas y te diré quien eres.° El que buen árbol se arrima, buena sombra lo acobija.
° Los duelos, con pan son menos.
° La doncella honesta, el hacer algo es su fuista.
ADIVINANZAS:
° Redondo redondo, sin tapa, sin fondo (el anillo)
° El pie tapo al instante igual que si fuera un guante (el calcetín)
° Tengo 5 habitantes en cada una un inquilino en invierno cuando hace frío están todos calentitos (el guante)
° Resuelve este dilema: soy una;pero soy media (la media)
COPLAS:
° un lugar de La Mancha
No quiso acordarse del nombre del pueblo o de la aldea, pero sí de la
inmensidad de un territorio que está lleno de lugares inolvidables. En cualquier
caso, esa imprecisión es una de las incertidumbres de las que está lleno el
Quijote y a las que tan magistralmente se ha referido Carlos Fuentes, Presidente
de Honor de la Conmemoración del IV Centenario de la Primera Edición que
ha organizado el Gobierno de Castilla-La Mancha: “Todo es incierto en El
Quijote. Incierta la autoría (…). Nombre incierto (…). Rocinante fue “rocín
antes”. Dulcinea, la damisela ideal, es Aldonza, la campesina común (…).
Lugares inciertos ….”
En una ínsula literaria es incierta también la línea que separa la realidad de
la ficción, los rebaños de los ejércitos. El cielo y la tierra que en la Mancha se
unen en el horizonte, formando esa línea imaginaria que separa a Rocinante de
Clavileño.
La Mancha, ha escrito uno de nuestros mejores poetas, es un gran anchurón cósmico. Cuando Jean Cocteau se encaramó al cerro Calderico de
Consuegra, entre el castillo y los molinos, exclamó: “por fin he visto el planeta”, al divisar el inmenso espacio que se abría ante sus ojos desde ese mirador
del universo.
Algunos autores han querido explicar el escenario de las hazañas del
Quijote como una ironía más de Cervantes. La Mancha sería la ausencia de
cualquier paisaje digno de un libro de caballerías. Una desmitificación, una
extravagancia que hiciera sonreir a los seguidores de Amadís de Gaula, Lisuarte
de Grecia, Florisel de Niquea, Felixmarte de Hircania o Florando de Inglaterra.
Cuantas teorías han tratado de dilucidar las razones que movieron a
Cervantes para vincular el nombre del Quijote con el de la Mancha suenan
incompletas, porque acaso los motivos no son del reino de la razón, sino que
estriban, sin más, en la genial intuición de Cervantes que, partiendo de considerar a todo hombre hijo de su paisaje, vio en la sabana manchega, generosa
de cielo y luz, el ámbito destinado a engendrar los delirios del más noble e idealista de los locos.
“¿No es éste el medio –escribió Azorín refiriéndose a la anchura manchega- en que han nacido y se han desarrollado las grandes voluntades, fuertes,
poderosas, tremendas, pero solitarias, anárquicas, de aventureros, navegantes,
conquistadores?”
En todo caso, como ocurre con tantos aspectos en la obra de Cervantes, la
realidad acaba confundiéndose con la ficción. Superándola, como en la vida
misma. Henry Levin ha desvelado la fórmula magistral de Cervantes: “No es ni
más ni menos que un reconocimiento de la diferencia entre los versos y los
reversos, entre las palabras y los actos; en resumen, entre el artificio literario y
lo real, que es la propia vida”.
Eladio Cabañero aludió a la llanura manchega como “ese gran obrador de
simultáneas anchuras”, una tierra de alta luz y ocho puntos cardinales. Los que
marcan las aspas de los molinos como una mágica rosa de los vientos.
Esta tierra, este cielo, tienen, como la figura del Quijote, dimensión universal: “¿Quién que mire al cielo directamente no se olvida de términos municipales, provinciales, regionales y nacionales, se desentiende de vallas, mojones y
medianerías, dejándose llevar, desde el paisaje propio y la casa paterna, allí
hasta el horizonte sin fronteras, bajo la pura sensación de fundirse en una sola
patria universal?”
La Mancha es ancha y existe. La que conoció Cervantes y esta Castilla-La
Mancha que es una región de España, un lugar de Europa, lejos del mar y la
montaña, pero muy cerca del firmamento. En el cielo limpio de la Mancha,
como dijera otro gran habitante del territorio de la lengua española, se ve
mejor que desde ningún otro sitio “tiritar, azules, los astros a lo lejos”. Una
experiencia que deberían tener todos los hombres.
La Mancha se puede recorrer. No es una ficción. Es una realidad en la que
se puede penetrar aunque, bien es verdad que, por ejemplo, por ella transcurre un río que nace en las Lagunas de Ruidera, que desaparece y que tiene ojos.
¿Puede sorprender que en la cueva de Montesinos se desvele que, en realidad,
el Guadiana es un escudero de Durantarte convertido en un río por Merlín?.
Este encantamiento, y muchos otros más, pueden conocerse en pleno siglo
XXI.
También ahora, otra vez, como escribiera León Felipe: “Por la manchega
llanura / se vuelve a ver la figura / de Don Quijote pasar …”
Esta es una tierra de locos, con frecuencia perfectamente cuerdos, y una
locura de tierra. Una tierra que, entre todos, estamos convirtiendo en un sueño
posible. En definitiva, como ha escrito Harold Bloom, “quizá lo quijotesco sea
la modalidad literaria de una realidad absoluta, no de un sueño imposible, sino
de un despertar de la mortalidad”.
DICHOS:
° No hay libro, por mal que sea que no tenga algunas cosas buenas.
° Los gustos no son todos uno.
° Mas lo que uno no come, otro se pierde por ello.
° Sacar de ella algún fruto.
DON QUIJOTE DE LA MANCHA
ALBUM DE FOTOS DEL GRADO G-I-C
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